miércoles, 10 de mayo de 2017

Marcha BTT Jérica


Es cierto eso que dicen los deportistas de que correr en casa te da un poquito más de empuje. Volver a pedalear por Jérica, pueblo donde pasé muchos muchos veranos, pascuas, navidades, puentes, fines de semana y fiestas de guardar, era algo que no podía dejar escapar; por ese motivo me desmarqué del Circuito Serranía BTT y me inscribí a la V marcha BTT 'Caminos Mudéjares' de Jérica (Circuito BTT Alto Palancia).
Finalmente vinieron también Ibán, Arturo y Sento, ya que la marcha de Titaguas se tuvo que suspender y, por no perder un domingo... pues eso.


Arturo en primera línea y el resto un poco más retrasados. Para ser sincero me suelo colocar bastante más atrás, pero Ibán insistió: 'así vives lo que es salir delante'. Y vaya que si lo viví. Jamás había cruzado el pueblo tan rápido (en bici) y parecía que estaba parado. Pero nada de volverse loco, que nada más cruzar el puente de Navarza, el Club Ciclista Jérica ya había colocado la primera dificultad: la subida a la Muela.



Una serpenteante subida de 1,3 km al 11% de media que además de ir estirando al grupo permitía, gracias a sus 6 horquillas, ver cómo sufría la gente que venía por detrás y el reguero de ciclistas por delante tuyo.



Seguiría el falso y no tan falso llano un poco más antes de empezar a caer hacia el barranco del Baladrar, primero por un camino más o menos ancho y luego siguiendo por senda. Aunque decir siguiendo no es del todo correcto, porque se formó una verdadera procesión para conseguir meter las ruedas por el regato de agua que acaba en el Palancia y llegar al otro lado. Un poco de paciencia y arreglado.



La salida al camino de Benabal se hizo escalonada, así que cuando el recorrido giró a la izquierda por la senda del Pinar del Huevero, no se volvió a formar tapón y cada cual pudo afrontar la subida de una manera más 'cómoda'. Primero por la senda y luego por el fácil firme del camino de Benabal y del camino de Teresa, pero sin dejar de lado que en los siguientes 7 kilómetros de pista se iría ganando acumulado, salvo un pequeño tramo donde que se colocó el primer avituallamiento.




¿Sabes cuando llevas tiempo subiendo y de repente el camino hace horizonte? Lo primero es pensar en que ya viene la bajada y tu cerebro inmediatamente se prepara. Y es cierto. Al llegar al Collado Royo una bajada te lleva hacia Teresa, pero la flecha de cal del suelo indicaba a la izquierda, apartándote de ese descenso y poniéndote delante del manillar otros 4 km de esfuerzo.  Si bien los primeros 1,5 km son los más duros (al 7% de media), la subida restante va suavizando poco a poco hasta llegar a la cota máxima de la marcha (851 m).



Es entonces cuando, ahora sí, se nos recompensa con la esperada bajada. Camino pedregoso que cruza el barranco de Sancho y el del Mudo antes de llegar a los corrales de la Degüella, entre los tocones negros que todavía recuerdan el gran incendio de hace unos años y del que la montaña todavía se está recuperando. Nos encontraríamos con el cartel de 'Senda Cambio 26'. Parte nada complicada, tampoco rápida, bajando entre pinos para morir en el mismo camino de Teresa que antes tomamos hacia arriba.



Y ahora también iría hacia arriba. Un repecho de 250 metros al 15% de media para volver a recuperar tensión en las piernas y ya todo hecho para, una vez rodeado el Escarán, llegar al segundo avituallamiento.
En este punto la gente de la marcha corta y la de la larga, nos separábamos, tomando el camino del Alto de la Cruz quienes hacíamos más kilómetros.
Aquí valía la pena echar un ojo la pantalla del GPS: más o menos 25 km y 700d+. Cálculo rápido: quedan sobre 22 km y algo más de 400d+.



Por decirlo de alguna manera, quedaba lo mismo que lo hecho hasta ahora. Eso es lo que rumiaba mientras afrontaba esta parte rápida por pista ancha. Rápida no quiere decir dejarse caer, porque había que estar dando pedales para mantener la velocidad, pero si permitía ciertas alegrías... y las partes hacia arriba que te encontrabas en el Covarcho y el alto de Pabilo, no es que fueran complicadas (ni largas) en absoluto.
Pero, siempre hay un pero, conociéndome como me conocía el camino, sabía por dónde nos iban a meter cuando torcimos por el camino de los Albares y nos desviaron hacia el barranco de la Capillica.



Esa senda, que marcaron como la rocha del Tuerto, es el atajo que se toma cuando se va de romería a la Cueva Santa (Altura) en septiembre, para evitar la rampa de los Albares (no sé qué es peor).
Quizás los primeros 150-200 metros son los peores: roca viva, piedra suelta, escalones... Este era el momento de sacar todas tus habilidades si no querías descalar. Luego mejoraba y una larga recta nos dejaba en ¿asfalto? Eso es, asfalto. Por cierto, justo enfrente de los campos de olivos de mi familia (más recuerdos).



Se torció a la izquierda y pasado el barranco del Cura, el guión de la prueba daba un gran giro tan inesperado como brusco: la subida hasta la Jonjordana. Me vuelve el dolor a las piernas de pensarlo.
Total eran 4 kilómetros, pero los primeros 650 m tienen un 18% de media. No quedaba otra: echar el cuerpo para delante, desarrollo e ir avanzando sobre el hormigón. Sin aliento para animar a los que empujaban la bici. Realmente demoledores.
Luego vendría un tramo, también de ascenso, por un camino con mucha piedra expuesta que tampoco te lo ponía fácil a la hora de llevar una seguida con la cadencia, pero que visto lo dejado atrás casi que hasta se agradecía.



Entonces aparecía el tercer avituallamiento y valía la pena aprovecharlo, ya que nos quedaban 1,8 km que recorrer (media del 8%), teniendo que pasar al lado de la valla que protegía una cantera a cielo abierto y la cabecera de un par de barrancos para alcanzar el corral de Ponciano, que casi era el punto donde acababa la subida. A continuación aparecía la esperada senda de la Jonjordana.



Con los kilómetros recorridos y en proceso de recuperación tras la larga escalada, no era como para tomarse a broma la primera parte, especialmente en el punto más técnico, donde esperaban las cámaras. Muy fácil echar pie a tierra y tirar para abajo con la bici en ristre. Había que no-pensárselo para ir montado.




Enlazaría la senda con una pista que casi sumaba unos 4 km de bajada, con alguna que otra cuesta que se hacía notar en los cuádriceps a estas alturas, para llegar a la Vegatilla donde, sinceramente, pensaba que iríamos en paralelo al Palancia hasta llegar a Jérica por el camino de Benabal. Pero no.

Me despistó la variante por el 'Pasico del Alemán'. Para empezar dos toboganes de los de poner el pecho en el sillín para no irte hacia delante y luego una senda ratonera como pocas, de sube y baja, entre pinos cuya separación, a veces, no era mucho más que el ancho del manillar.



Bonito punto y final antes de pasar por el arco de meta y encontrarte con la grata sorpresa de que Arturo, iba a subir al cajón por su tercer puesto en Master45. Justo a tiempo para hacerle las fotos y aplaudir. ¡Enhorabuena!




También dar la enhorabuena a toda la gente que participó en la organización de la marcha, especialmente a aquella que conozco. Gracias por una más que satisfactoria mañana de MTB por el Alto Palancia.

Así quedamos:
Arturo: 46º general y 3º M45 (2:11:56)
Ibán: 123º general y 11º M45 (2:31:12)
Sento: 171º general y 22º M45 (2:45:42)
Paco: 226º general y 61º M40 (3:12:41). Que conste que Strava me dice que la completé en 2:56:04... pero el pararse a saludar, es lo que tiene.




Claro, y no puedo terminar sin agradecer como siempre a nuestros patrocinadores DoyoubikePACOM Systems, Talleres Gonzalo, Prosolutions y Edetania Personal Bankers, por todo el apoyo que nos dan.

Hasta la próxima.

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Si quieres ver las fotos de la prueba, las tienes en la galería.

Aquí puedes descargar el track de la marcha.




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Crónica de Paco Pérez.

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