jueves, 23 de noviembre de 2017

El examen de Losa del Obispo


Cuando se acaba un curso, siempre hay un examen que trata de evaluar si se han adquirido unos mínimos conocimientos. En la facultad recuerdo que esos exámenes se hacían a primera hora. Llegábamos los compañeros de clase, saludos, se comentaba lo que querías que cayese, qué habías dejado de estudiar, el que llevaba una chuleta...
El paralelismo con la última marcha del Circuito Serranía BTT era más que evidente.



Alberto Peyró, Rafa Abril, Alberto Martínez (con chuleta del recorrido pegada en el cuadro), Arturo, Rado, Benja, Joseph y Nico (ambos habían estudiado todas las marchas de este año), Xeni, Pablo, José Sevillano, Ibán, Benja y yo, nos presentamos al examen final. Unos preferían estar delante y otros buscamos las últimas filas, algunos entraban por presentarse y otros iban a por nota... incluso vino Enric, un futuro alumno que hacía la prueba de nivel.



La marcha de Losa del Obispo, última del circuito 2017, sería la encargada de ponernos nota y la verdad, nos tenían preparado un recorrido en el que no había lugar para probar suerte: agua, pista, subidas imposibles con piedra suelta, sendas polvorientas, escalones, toboganes, arena, rocas... Lo que viene siendo un completo. Y es que si se trataba de ver si los alumnos habían entendido o no el temario, tenía que caer todo.


Arrancamos con AC/DC de fondo hacia el camino Real de Chelva, evitando posibles enganchones en la bajada inicial y dándole vueltas todavía al tema del fresco de la mañana. No lo sabíamos, pero en los próximos días iban a hacer algunas intervenciones en la caja del canal principal del embalse de Benagéber. ¿Y qué tiene que ver eso con la marcha? Pues que al llegar al barranco del Corral Nuevo nos encontramos con una inesperada suelta del agua. Fresquita agua embarrada a la altura de los tobillos y con corriente que, a más de uno, le creó dificultades por el tapón que allí se creó (Arturo puede decirlo). Así empezaba el primer y único bucle de 10 km.




La primera mitad del mismo, salvo la una pequeña parte cercana a la Loma del Cerro, era fácil de rodar; pista ancha con tendencia al llaneo o descenso. Pero la segunda parte ya cambió; el punto de inflexión se encontraba cuando se nos sacó de la vereda al camino de Chulilla a Losa. Empezaban aquí un poco más de 9,5 km en los que ir hacia arriba, sería lo normal... que si lo pensabas bien era lógico, porque si en 36 km teníamos que acumular 1100 m de desnivel, en algún momento nos íbamos a topar con las rampas. Y para ir calentando motores, qué mejor que estrechar el camino y hacernos subir (450 m al 8,5% de media) a la ermita de la Virgen de los Dolores... adecuado nombre para este momento.




Las calles de Losa dieron por bueno que se terminase este bucle... y allí José o, mejor dicho, la rodilla de José dijo basta. Una lástima, pero como se suele decir: más vale una retirada a tiempo que una batalla perdida. Nos detuvimos junto a las supporters (de nuevo mil gracias por acompañarnos en las marchas, los ánimos, las fotos...), Benja se reenganchó con Ibán y conmigo, emprendiéndola con la subida a la Canaleta primero y el remonte del barranco de las Fuentes después (tramos de 300 m y 800 m al 8% de media).

Aquí ya se salpicó la subida con algún punto exigente en cuanto a pendiente y técnica.





Breve bajadita, primer avituallamiento líquido e inicio del siguiente peldaño de la escalera (1,75 km al 9% de media) hacia la Hoya del Puerco. Una vez allí, giro a la izquierda y sí, a seguir acumulando metros de desnivel (1 km al 7% de media) por la pista que moriría en el camino de la Losa, muy cerca de la cantera, a 715 metros de altitud... pero no sería cota más alta de la marcha. Por fin la pista parecía que continuaría hacia abajo por bastante rato... y así fue, incluso cuando nos apartaron por la primera senda.



Esta tendencia se rompìó bruscamente al tener que llegar a la Cima de los Huertos (500 m al 8% de media), pero mereció todos y cada uno de los metros recorridos, ya que al rodear el depósito de agua, empezó uno de los descensos con las vistas más sobrecogedoras de todo el circuito. La dificultad de los primeros y pedregosos metros era notable, más todavía si estás intentando rodar sobre roca viva, en el filo de las dos vertientes de la elevación. Realmente espectacular.




Mucha piedra, restos vegetales en el piso resultado del acondicionamiento del terreno para las bicis, curvas de 180º... es bastante lógico que en este punto estuviese apostado algún fotógrafo para sacarnos unas buenas instantáneas antes de enlazar con el camino de la Hoya Hermosa.





Justo ahí estaba el km 20, que era donde habían dicho que tomarían nota del club que más corredores en grupeta llevase, para otorgar posteriores premios. Pasamos prácticamente de la mano Alberto Martínez, Rafa (que se quedó a esperarnos), Ibán y yo. Benja llegaría poco después, así que nos concedieron un jamón... no íbamos a salir de esta marcha sin uno vistos nuestros antecedentes.




Segundo avituallamiento y sin tiempo de acomodarse, empezamos otra vez la subida a la cantera (2 km al 6% de media). Para ser sincero nos lo tomamos con mucha calma, tanta como ancha era la pista. Eso hizo que, no sólo se comentase la bajada anterior, sino que Ibán nos diese una clase teórica de cómo afrontar ese tipo de descensos. Si es que el que sabe, sabe.

Al llegar a la pedrera y torcer a la izquierda empezamos con la prueba de pedalear sobre arena, rodeando la cantera por el Norte hacia el corral de Algarra. Se terminó el ir hablando y soltando bromas, porque el camino se acabó de cerrar, aparecieron las piedras y, sobretodo, el punto más alto de la marcha (747 m) estaba a sólo 2 km.



En general eran 2000 m con una pendiente media del casi 7%. Llevable. Pero esa curva a derechas, ya casi en la cima, donde pensabas: '¡Mierda! Llevo cámara, bombín, palanquetas, un gel... pero no un piolet'. ¿En serio? No sólo ya por la pendiente (135 m al 19% de media) sino por la piedra suelta, lo roto del terreno, mantener el corazón dentro del cuerpo. Demencial.

Pero se superó. Y eso hizo que nos tirásemos por la senda hacia el barranco de la Cueva de la Mora con muchas ganas. Una trocha muy seca, polvorienta, con alguna parte puntual donde había que echar mano de técnica... pero para nada compleja.
Como tampoco sería demasiado costoso subir al cerro de Roger por el camino de la Armajuela (1 km al 8% de media). Bueno, sí lo fue, pero los males, desaparecerían pronto.






Desde este momento teníamos, nada más y nada menos, que 6 km de descenso. ¡6 KM! Había que tirar mano de todo lo aprendido en las 9 marchas anteriores: toboganes, paso entre árboles, curvas con arena, escalones, piedra suelta, raíces y las posibles combinaciones entre todas ellas. Sensacional tramo este que, una vez cruzamos dos túneles bajo la CV-35, nos dejaba a las puertas de Losa del Obispo.


 

Allí nos dieron el último impulso necesario la cuadrilla de apoyo y cruzamos el arco hinchable de Serranía por última vez este año.

Dejamos apoyadas las bicis en la pared y cada cual a contar su historieta al resto, entre bocado y bocado. Haciendo grupo que es lo que realmente importa y lo que de verdad ha primado este año en el Circuito Serranía BTT, que ese 3er puesto en la General por Equipos, no ha sido una casualidad.





Con respecto a las clasificaciones, así quedamos:



Y no puedo terminar la crónica sin agradecer, como siempre, a nuestros patrocinadores DoyoubikePACOM Systems, Talleres Gonzalo, Prosolutions y Edetania Personal Bankers, por todo el apoyo que nos han dado a lo largo de este circuito.


Hasta la próxima.


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Si quieres ver las fotos de la prueba, las tienes en la galería.

Aquí puedes descargar el track de la marcha.





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Crónica de Paco Pérez.

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